Un criador (con "C" mayúscula) es alguien que
busca siempre aprender sin llegar nunca a saberlo todo, aquél que no
descansa balanceando sus decisiones entre la conveniencia, la conciencia
y el compromiso.
Un criador es alguien que sacrifica sus intereses
personales, finanzas, tiempo, amistades, muebles costosos y sus
alfombras más preciadas! Deja de lado los sueños de hacer un crucero lujoso en pro de ir a "ese" Show que le interesa y que cae justo en tiempo de vacaciones.
El criador la pasa sin dormir (pero nunca sin café) durante horas
gastadas en planear una cría u observando ansiosamente el proceso de un
nacimiento, y luego siguen las noches en vela atento a cualquier
estornudo, quejido o llanto.
Un criador le escapa a las invitaciones
a cenar porque tiene un parto o porque tiene que ayudar a comer a los
recién nacidos a las ocho. No le importa lo desagradables que parezcan
los fluidos propios del alumbramiento a la hora de hacer respiración
boca a boca para salvar un recién nacido, dando literalmente el hálito
de vida a esa criatura desprotegida y tierna que puede ser la
culminación de toda una vida de sueños.
El regazo de un criador es un lugar maravilloso donde generaciones de campeones nobles y orgullosos una vez tuvieron su nido.
Las manos de un criador son fuertes y firmes, muchas veces lastimadas,
pero aún tan gentiles y sensitivas como para percibir una nariz
demasiado húmeda o una piel con la más pequeña de las lesiones.
Las
rodillas y la espalda de un criador, están a menudo artríticas de tanto
agacharse, arrodillarse y acuclillarse junto a la jaula de parto, pero
son lo suficientemente fuertes como para permitir al criador correr de
aquí para allá en un Show tratando de hacer de aquél cachorrito elegido,
un Gran Campeón.
Los hombros de un criador están a veces vencidos
por el abuso de sus competidores, pero son lo suficientemente anchos
como para soportar el peso de mil derrotas y frustraciones.
Los
brazos de un criador están siempre dispuestos a limpiar un desastre, a
cobijar una montaña de cachorros o a extender una mano de ayuda a
alguien que se inicia.
Las orejas de un criador son una zona
maravillosa, a veces rojas (por los comentarios en su contra) de extraña
forma de tenerlas apretadas contra el teléfono contestando llamados
mientras sigue con las actividades del criadero, suficientemente sordas a
las críticas malintencionadas pero aún de fino oído para detectar la
queja de un cachorro enfermo.
Los ojos de un criador se irritan de
tanto leer los pedigríes buscando la cruza ideal, son a veces ciegos a
los defectos de sus propios gatos pero de una extraña claridad en la
visión en lo que a defectos se refiere el día del show, y están siempre a
la búsqueda del gato perfecto.
El cerebro de un criador se nubla
buscando en algún resquicio el nombre de las personas, pero puede
reproducir los nombres de un pedigrí más rápido que una IBM. Sabe tanto
que a veces llega a cansar: Cataloga miles de buenos huesos, buenas
orejas y cabezas perfectas .....y entierra en el fondo de su alma los
defectos y todo aquello que no le dio resultado ....